Libro: Introducción al Estudio de la Química” del Dr. Leopoldo Río de la Loza. Edición Facsimilar

El primer libro de texto concebido para la enseñanza de la química escrito en México, escrito por un autor mexicano, se titula Introducción al estudio de la Química y su autor fue el Dr. Leopoldo Río de la Loza.[1] El texto estaba orientado a resolver las necesidades de los estudiantes que cursaban la cátedra de Química Médica, de la que era el titular, y que impartió en la Escuela Nacional de Medicina. Este texto tenía la intención de sustituir textos en otros idiomas, principalmente francés y alemán, que por lo general los estudiantes no dominaban, además de darle un sentido personal y de proximidad a lo incluido en el libro con lo explicado en su cátedra.

La primera edición del libro, publicada en 1849, se consideró perdida y similar a la segunda edición, publicada en 1862.[2] Gracias a que fue conservada en la Biblioteca Nacional de España, hoy es posible publicar una versión facsimilar y un estudio introductorio en donde se discuten diferencias y similitudes. Con ello, se avanza en el estudio de este personaje y su obra, acrecentando la historiografía disponible.[3,4] El estudio introductorio analiza los presupuestos sobre la primera edición y subraya los principales cambios entre las dos ediciones; además presenta un análisis de las obras y una reflexión sobre la primera edición. Asimismo, el estudio introductorio da contexto a lo vivido por Río de la Loza en el tiempo transcurrido entre ambas ediciones de su libro de texto. De inmediato, se advierte que la segunda edición es mucho más que la reimpresión de la primera. Algo de la mayor relevancia, es que en esta edición facsímil se recupera y presenta una copia de una litografía de Leopoldo Río de la Loza de la época de su juventud, la cual fue localizada durante el desarrollo de este estudio y nunca antes había sido publicada. Con esta imagen es posible conocer el aspecto de un Leopoldo Río de la Loza joven, que invita a desechar la idea de que padeciera algún estrago de salud como consecuencia de haber sobrevivido a una explosión.

La edición ha sido cuidada en extremo por su curadora, la M. en C. Ed. Hortensia Segura Silva, quien logró incorporar el nuevo texto con plena armonía al material original. El sentido estético de la solapa, pastas, viñetas está espléndidamente tratado para lograr un conjunto armonioso, por lo que se puede considerar que la recuperación ha sido integral. La impresión de la obra fue magníficamente realizada por la empresa PrintShop SA de CV y le dio el aire de la época original de publicación.

Es posible que la pérdida del material original se deba a que Don Leopoldo, tal vez por limitaciones económicas (lo cual caracteriza a toda la producción científica en nuestro país) publicó la primera edición como un cuaderno y no como un libro; esto es, un puñado de hojas cosidas sin pasta. Dicho cuadernillo no fue resguardado, quizá porque no logró mantener el cuidado y respeto que el poseedor debió tener a una obra de esta calidad y dimensión. Pensándolo mejor, estoy en un error: el poseedor no sabía la dimensión de la obra; de haberlo sabido, se conservaría algún ejemplar hoy en México. Como simples apuntes, al final de los cursos, los ejemplares seguramente perecieron presa del fuego, o desfilaron directamente a la basura. Más habiendo años después una segunda edición. Así que se perdieron todos los ejemplares en México, esos que alguna vez fueron tesoro, pues de acuerdo con el autor, los ejemplares se agotaron. Hasta ahora sólo tenemos noticias de un único ejemplar preservado en la Biblioteca Nacional de España. Esta institución amablemente brindó el material que originó su recuperación y a quienes se agradece su apoyo.

Recuperar el patrimonio material de los químicos es una prioridad de la Sociedad Química de México, y recuperar esta obra es un paso más en ese sentido, que, en este caso, fue amablemente financiada por la empresa Lanxess S.A. de C.V a través del IQ. Pedro Bojacá y la Fundación Leopoldo Río de la Loza para la Investigación y la Enseñanza Médica a través de su presidente el Dr. Fernando Río de la Loza J., descendiente de don Leopoldo Río de la Loza.